Más del 80% de las otitis externas en niños se producen en verano
Se trata de una afección más frecuente en niños de entre 5 y 12 años de edad y cinco veces más frecuente en nadadores.
Nadar y divertirse con el agua es un verdadero placer, pero es también la época más alta de proliferación para la dolorosa otitis. Si bien las personas de cualquier edad pueden tenerla, es mucho más frecuente en niños de entre 5 y 12 años de edad y cinco veces más frecuente en nadadores.
La Dra. Lorena Belli, Otorrinolaringóloga de DIM CENTROS DE SALUD, explica las principales características de esta afección y todo lo que hay que saber para prevenirla.
¿Qué es la otitis?
La otitis externa es una inflamación que compromete la piel del conducto auditivo externo, generalmente de causa infecciosa. En un 90% de los casos tiene una etiología bacteriana y también puede ser denominada otitis externa difusa u oído del nadador.
Se caracteriza por una inflamación de las células de la piel y subdermis del conducto auditivo externo con inflamación aguda y edema variable. Si bien no se la considera una enfermedad grave, produce una importante molestia, ya que causa mucho dolor y discapacidad transitoria.
¿Cuáles son sus causas?
La causa más común de infección es el exceso de humedad atrapado en el conducto auditivo externo que se produce, especialmente en esta época del año, por un mayor contacto con el agua, ya sea en duchas, natación u otros deportes acuáticos, piletas, colonias, termas y climas húmedos.
Otras causas posibles son la limpieza excesiva con elementos no apropiados que generan traumatismos locales.
¿Qué síntomas presenta?
El primero de ellos es el dolor agudo en el oído, que suele estar acompañado de calor en la zona y dolor al masticar. También puede aparecer hipoacusia o sensación de tener el oído tapado.
La fiebre es mucho menos frecuente en estos casos que en la otitis media aguda.
El examen físico es fundamental para certificar el diagnóstico, aunque a veces se dificulta porque el paciente tiene muy sensible y dolorida la zona y se hace difícil el examen con el otoscopio. Puede o no haber otorrea (presencia y emisión de flujo purulento por el conducto auditivo externo), aunque no es un signo necesario para el diagnóstico.
¿Cuál es su tratamiento?
Una vez confirmado, es fundamental indicar antiinflamatorios y calor local para aliviar el dolor. De hecho, la gran mayoría de los casos se resuelven con gotas óticas de antibióticos. Esta terapia debe administrarse dos o tres veces por día y generalmente con tres gotas por vez, según prescripción médica.
En casos de mayor edema de la pared del conducto se indican antibióticos orales. El tratamiento debe mantenerse por 7 a 10 días corridos y se debe evitar mojar el oído.
Recomendaciones para su prevención
– Secar la parte externa del oído y la entrada del conducto al salir del agua.
– Reducir el tiempo de inmersión, sobre todo en niños.
– Acudir a la consulta del otorrinolaringólogo en caso de sufrir molestias y síntomas.
– No aplicar sprays que pueden cambiar el PH de la piel del conducto y reducir sus mecanismos de defensa.
– Antes de las vacaciones, someterse a una limpieza por parte de un profesional sanitario en caso de predisposición a formar tapones de cera o queratina.
– En caso de que el agua quede retenida en el conducto auditivo se pueden aplicar unas gotas de alcohol boricado a saturación preparado en farmacias.
– Si fuera necesario, utilizar un secador de pelo a una distancia prudencial para secar el oído.
– Usar tapones o gorros de baño para reducir la posibilidad de entrada de agua en los oídos.
– No usar hisopos u otros elementos similares para limpiar o rascar el oído.
Con el asesoramiento de la Dra. Lorena Belli, Otorrinolaringóloga de DIM CENTROS DE SALUD (MP 550881 / MN 105300)