Las ingenieras en alimentos suman mayor presencia en la industria alimenticia
En el panorama laboral contemporáneo, la presencia de mujeres fue ganando terreno, pero persisten desafíos en la conquista de puestos de liderazgo y en la equidad de género en diversos ámbitos de trabajo, en particular en el mundo industrial.
Las barreras para un mejor maridaje entre mujeres e industria arrancan, entre otros ámbitos, en la universidad, donde las carreras de ingeniería, habitual pasaporte para ocupar cargos de jerárquicos en el sector industrial, han estado históricamente dominadas por hombres.
Sin embargo, en un giro alentador, la carrera de ingeniería de alimentos emerge como un ejemplo de vanguardia en la inclusión femenina. Según datos de la Facultad de Ingeniería de la UBA, hasta agosto de 2018, sólo el 22,56% de los alumnos regulares de sus carreras eran mujeres. Sin embargo, la participación de mujeres en la carrera de alimentos era, ya en ese año, netamente superior al promedio, con un 67,48% de inscriptas.
Dónde estudiar Ingeniería en Alimentos en Argentina
En Argentina, existen diversas opciones tanto en instituciones públicas como privadas para estudiar Ingeniería en Alimentos. En el ámbito público, destacan universidades como la Universidad de Buenos Aires (UBA), la Universidad Nacional de La Rioja (UNLaR), la del Litoral (UNL), la de San Luis (UNSL), la de Mar del Plata (UNMdP), la de San Juan (UNSJ), la de Quilmes (UNQ), la de Luján (UNLu) y la del Noroeste de la Provincia de Buenos Aires (UNNOBA) brindan la carrera de Ingeniería en Alimentos en sus respectivas facultades de ciencias exactas, ingeniería o afines.
Por otro lado, en el ámbito privado, instituciones como la UCA y la UADE ofrecen la carrera de Ingeniería en Alimentos y el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) proporciona cursos y capacitaciones en áreas relacionadas con la Ingeniería en Alimentos.
El ingeniero de Alimentos está capacitado para participar, controlar y resolver problemas en todas las etapas de industrialización de alimentos. Asimismo, utiliza sus conocimientos para el desarrollo de nuevos productos industrializados y de sustancias, como químicos y conservantes, que forman parte de los mismos.
Subrepresentación de mujeres en el trabajo: algo está cambiando
De acuerdo a datos del Banco Mundial, aunque las mujeres representan el 55% de la fuerza laboral a nivel global, ocupan apenas el 10,9% de los puestos de liderazgo. Esta disparidad también se refleja en América Latina, donde solo el 18% de los puestos directivos son ocupados por mujeres. En la industria alimentaria, a pesar de que las mujeres representan la mayoría de las decisiones de compra y casi la mitad de la fuerza laboral de nivel inicial, están subrepresentadas en roles superiores.
Pero hay datos alentadores: en el sector alimentario, aunque la representación femenina a nivel directivo fue del 30% en 2021, este porcentaje representó un 2,5% más que dos años antes, según Statista.
Puratos, la empresa Food Tech de origen belga con más de 40 años de presencia en la Argentina, es una de las compañías que a la hora de contratar profesionales no distingue por género, sino que se basa en sus capacidades.
Lucas Troli, gerente de recursos humanos de Puratos para el cono sur, destaca: “Somos una empresa donde nuestra gente es lo primero y trabajamos muy fuerte en asegurar tener el mejor talento y dar los mejores beneficios a todos nuestros colaboradores.”
Las ingenieras en alimentos, al frente
Troli, subraya la realidad de la empresa en Argentina, donde casualmente el 75% de los puestos en ingeniería de alimentos son ocupados por mujeres. Además, señala que tres puestos de liderazgo, incluyendo la gerencia de operaciones y la gerencia de investigación y desarrollo, están ocupados por mujeres con más de una década de experiencia en la empresa.
“Nosotros no distinguimos entre un empleado hombre o mujer en términos de beneficios. Buscamos que la diversidad se dé de manera natural y no estereotipada.”
Puratos implementó, sin embargo, políticas especiales para mujeres madres, reconociendo las necesidades específicas de este grupo. Troli explica: “Lo que nosotros decidimos hace un par de años es que hasta el primer año del bebé vos podés optar por un trabajo part-time. Esta política permitió a las madres encontrar un equilibrio entre la maternidad y el trabajo, facilitando una transición más suave.”
“Cuando la mujer es mamá, a los 6 meses o 9 meses, dependiendo de si toma excedencia o no, tiene que tomar una decisión que es difícil. “¿Vuelvo full-time? ¿O no vuelvo y sigo con la excedencia sin cobrar sueldo? ¿El presupuesto de la casa se complica?. Es una decisión complicada”, advierte Troli y amplía: “No todas las madres se sienten cómodas dejando 9 horas a un hijo por día. Lo que nosotros hicimos para que la colaboradora vaya encontrándose como madre y trabajadora al mismo tiempo, es ofrecerle este part-time, que es de 4 horas, e incluso algunos días pueden trabajar también desde tu casa, como para que de entrada no sea o todo o nada, como muchas veces pasa”.
La experiencia de una ingeniera en alimentos
María Verna, ingeniera en Alimentos de Puratos, es una de esas mujeres cuyo ascenso es un orgullo para la compañía. “Trabajar en Puratos es aprendizaje y crecimiento constante, es un dar para recibir”, narra.
Ingeniera en alimentos de la Universidad de Quilmes y con un Magister en negocios (MBA) de la Universidad del CEMA, María es una figura clave en Puratos, donde construyó una sólida trayectoria profesional. Nacida en Lincoln, provincia de Buenos Aires, se trasladó a Buenos Aires para continuar con sus estudios después de terminar la escuela secundaria. Casada con Franco y madre de dos hijos, Hilario y Facundo, encontró en Puratos el espacio para desarrollarse profesionalmente durante los últimos 17 años.
Su experiencia abarca desde roles iniciales en control de calidad hasta su actual posición como gerente del departamento de Investigación y Desarrollo para Argentina, Paraguay y Uruguay. María ha sido una pieza fundamental en el desarrollo de productos de pastelería y chocolatería, y su especialización en Puratos Bélgica le brindó una visión global y estratégica de la industria.
Como mujer ingeniera en una industria históricamente dominada por hombres, enfrentó desafíos únicos. “Tenemos que empezar por creer en nosotras mismas”, reflexiona. Y suma: “Demostrar que nuestras opiniones y puntos de vista tienen el mismo peso que el de cualquier otra persona del equipo”.
El equilibrio entre el trabajo y la vida personal fue también para ella otro desafío. “Se trata de querer estar en la puerta del colegio recibiendo a tus hijos y a su vez no fallar con las responsabilidades laborales”, señala.
En relación a la presencia de mujeres ingenieras en alimentos, María observó un cambio positivo a lo largo de los años. “Cada vez más mujeres se animan a estudiar carreras de Ingeniería y cada vez nos encontramos con más mujeres formando parte de puestos gerenciales en empresas”.
“La ingeniería es una profesión amplia que brinda oportunidades para desempeñarte dentro de la industria en diferentes áreas, como investigación, calidad, operaciones, supply chain y otras. Amo mi profesión porque está siempre en movimiento, es una carrera que te va a invitar a mantener activa la curiosidad, y a tratar de entender constantemente cómo funcionan las cosas”, concluye.
Los nuevos desafíos de inclusión
Respecto al próximo desafío para ampliar la inclusión de mujeres en la industria de alimentos, Troli señala un aspecto crucial: la adaptación de ciertos roles que requieren esfuerzo físico.
Propone soluciones innovadoras para superar este desafío, como la implementación de maquinaria especializada que reduzca la carga física en los puestos de trabajo. Sugiere que la eliminación de la carga de peso en algunos roles podría facilitar la participación de las mujeres en igualdad de condiciones. “A lo mejor no hay que cargar la bolsa, sino que hoy hay unas máquinas que las levantan. Entonces, se convierte más en un tema de motricidad fina que de esfuerzo físico.”